La disputa del espacio público no puede negar al otro
Por: Gabriel Cisneros Abedrabbo
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Ningún acto que proclame la interculturalidad se justifica cuando la barbarie está de por medio. Pienso en voz alta al reflexionar en los argumentos esbozados por el Director de la Casa de la Cultura de Chimborazo, al ser interrogado sobre las razones que le llevaron a él y a su Directorio a Negar la presencia histórica del Dr. Luis Alberto Costales en el devenir estético, ético y humano en la provincia de Chimborazo.
De por medio, no hay por parte del personaje que estaba retratado en la pared de ingreso a la CCECH, ningún acto que vaya en contra de los derechos humanos, la vida o la creación estética; al contrario, fue una potente voz en la literatura, intachable en su vida pública. Por eso quienes dirigimos antes la primera institución cultural de Chimborazo, apoyamos la publicación y difusión de su obra.
No olvido la doctrina de los pensadores judíos de la posguerra mundial, que en su afán de juzgar los crímenes contra su pueblo, establecieron las bases del debate contemporáneo y conceptualizaron términos como: otredad, alteridad, interculturalidad, etc. Ninguno de ellos niega al otro, al contrario establecen claramente que en el otro existirnos, por lo que resulta inútil este marco conceptual para justificar lo ocurrido, como se pretende hacerlo.
En el edificio del Núcleo provincial de Chimborazo de la CCE, existe infinidad de murales, muchos de ellos narran la lucha de clases y las resistencias de los pueblos originarios frente al coloniaje; de una u otra forma en ese diálogo intercultural es necesario tener la voz del mestizaje, de las culturas urbanas, del debate contemporáneo de género. Está muy bien que se pinten murales, lo que no está bien es que más allá de cualquier consideración se lo haga en detrimento de obras existentes.
Me hubiese gustado, que en el edificio se asigne un espacio para colocar una placa en homenaje de la Sra. Graciela Costales Samaniego, quien fue la primera funcionaria de la CCECH y que acaba de fallecer. Honrar su memoria es honrar el compromiso y amor de los trabajadores de la cultura, que hemos sido negados por los poderes de turno; también es reconocer a una mujer que en la biblioteca “Luz Elisa Borja Martínez” nos vio nacer a muchos al arte.
Desde la nostalgia por mi ciudad, en la que no nací y sin embargo es mía más que de muchos, escribo estas breves líneas para decirle a Juan Carlos Huaraca, que me dolió que en su entrevista en radio Bonita, haya manifestado que cuando se inauguró el mural en mi administración como presidente de la Casa de la Cultura de Chimborazo, hubieron protestas en contra de la obra, lo cual no es así; al contrario la ciudadanía vio con buenos ojos esta obra plástica.
A pesar que desde hace algunos años no soy miembro del Núcleo, me alegré mucho cuando el nuevo Directorio ganó la elección, tenía la esperanza de que ellos tuvieran una gestión que complementaría la que nosotros emprendimos antes. Lo ocurrido con el mural, como a muchos me duele, porque es fruto de mi gestión, en la que tuve algunos errores, como no haber devuelto el espacio público al debate cultural (locales arrendados en la planta baja del edificio) y también aciertos, entre ellos el haber gestionado que se pinte ese mural.