La clase media en Ecuador se reduce y pasa a la vulnerabilidad y a la pobreza
Informe del Banco Mundial estima que 4,7 millones de personas en América Latina y el Caribe ya no son de clase media.
El impacto de la pandemia de COVID-19 generó que 4,7 millones de personas de la clase media pasaran a la vulnerabilidad o la pobreza en América Latina y el Caribe, de acuerdo con un nuevo informe del Banco Mundial.
El impacto fuera más dramático si el efecto de un programa de transferencias sociales de carácter masivo y temporal en Brasil no se tomara en cuenta en las proyecciones, pues sin ello serían 12 millones de personas en la región las que perdieron su lugar en la clase media en 2020.
Así -en el año de la pandemia- la clase media se redujo a 37,3 % de la población, la clase vulnerable creció a 38,5 % y los pobres representaron el 21,8 % de la población de América Latina y el Caribe.
En el 2019 la clase media de la región era 38 % y las proyecciones del Banco Mundial son que ahora representa el 37,3 % con medidas de mitigación y 34,7 % sin ellas.
En Ecuador la clase media se reduce del 33,3 % al 30,4 %. Esta estimación del Banco Mundial incluye en este grupo a la población con ingresos per capita de entre $ 13 y $ 70 por día.
Mientras que en las proyecciones de pobreza del informe se indica que el país subió del 25,4 % en 2019 a un rango entre 29,5 % y 31,9 % en el 2020.
En Ecuador más del 40 % de los hogares reportaron tener adultos que tuvieron que saltarse una comida en los últimos 30 días por falta de dinero u otros recursos. Y casi la mitad de los hogares ecuatorianos informaron haberse quedado sin alimentos en los últimos 30 días debido a la falta de dinero. Igual que en Honduras.
Las encuestas de seguimiento de alta frecuencia del Banco Mundial revelaron también que casi la mitad de los miembros del hogar en Ecuador y el 41,5 % de las personas en Perú necesitaban pero no podían acceder a servicios o tratamientos médicos durante la cuarentena. Mientras que en Guatemala y Honduras, aproximadamente uno de cada cinco miembros del hogar no pudo acceder a tratamiento médico.
Los altos niveles de remesas en algunos países también vieron caídas dramáticas, que afectaron a hogares pobres y de clase media. La disminución esperada en las remesas implica una reducción en los hogares de ingresos no laborales y, por tanto, un aumento de la pobreza.
Colombia y Ecuador enfrentaron las mayores caídas de remesas: 20 % y 19 %, respectivamente. “Pero esto probablemente tuvo pequeños efectos, porque solo el 1 % de los hogares en estos países recibe remesas (aunque en ese 1 % el impacto fue bastante negativo)“, se indica en el informe.
Las remesas como porcentaje de los ingresos familiares oscilan entre casi cero en Uruguay y el 2,2 % en El Salvador, aunque pueden representar casi el 21 % del PIB en un país como El Salvador. En El Salvador como en Honduras, alrededor del 6 % de los hogares reciben remesas (la mayor de la región), pero estas pueden representar casi el 30 % de los ingresos de ese pequeño porcentaje de hogares que los reciben.
La clase vulnerable ahora es el grupo más grande en América Latina
A nivel regional hubo 400.000 menos pobres en 2020, pero sin el efecto compensador de Brasil se calcula que unos 20 millones de personas cayeron en la pobreza en 2020, con un aumento adicional de 1,4 millones a causa del crecimiento poblacional, de acuerdo con el informe El lento ascenso y súbita caída de la clase media en América Latina y el Caribe del Banco Mundial.
En las últimas dos décadas, el número de personas que viven en la pobreza en la región se redujo a la mitad. La clase media (ingreso per capita de entre $ 13 y $ 70 al día) superó a los vulnerables (ingreso de entre $ 5,50 y $ 13 al día) y pobres (por debajo de la línea de pobreza de $ 5,50 al día), para pasar a ser el grupo más grande en 2018, pero ese crecimiento se estancó en los últimos años y la región fue una de las más afectadas por la pandemia del coronavirus en términos de costos sanitarios y económicos.
Ahora la clase vulnerable es la más grande, pues creció a 38,5 %, mientras que la clase media se redujo a 37,3 % de la población y los pobres representaron el 21,8 % de la población.
“La región se encuentra en una encrucijada, el retroceso de conquistas sociales que tanto costaron corre el riesgo de volverse permanente a menos que se lleven a cabo reformas enérgicas”, dice el vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Carlos Felipe Jaramillo.
“Las ayudas de emergencia mediante transferencias en efectivo que ayudaron a mitigar el impacto de la pandemia no serán sostenibles por mucho tiempo; así, la región debe avanzar con políticas que aseguren una recuperación firme y den lugar a un crecimiento más sostenible, resiliente e inclusivo que combata la pobreza y la desigualdad persistentes”, agrega.
El Banco Mundial considera que garantizar un acceso amplio a las vacunas, implantar sistemas eficientes y efectivos para distribuirlas y administrarlas, y fortalecer los sistemas de salud en toda la región será clave para la recuperación.
Además, los programas de protección social deben reevaluarse para ajustar su alcance e incorporar nuevos beneficiarios. Las transferencias de ingreso son útiles, pero son temporales y podrían no ser suficientes para evitar una caída fuerte de la clase media.
“Aquellos que estaban peor desde un principio probablemente sean los más afectados, y esto exacerbará la desigualdad en el ingreso en una región de por sí muy desigual”, dijo Ximena Del Carpio, gerente de la Práctica de Pobreza y Equidad del Banco Mundial.
Más de la mitad de trabajadores están en el sector informal
El 54,4 % de los trabajadores de la región opera en el sector informal. Nueve de cada diez trabajadores que viven en la pobreza se encuentran en el sector informal, y casi un tercio son empleados autónomos.
Por ello, el organismo considera que la crisis amplificó los efectos nocivos de la desigualdad en la región.
Otros datos que revela el informe del Banco Mundial es que menos de uno de cada cuatro hogares cuenta con saneamiento adecuado, 9 % carece de electricidad y apenas el 25 % utiliza internet en casa.
Fondos destinados para aplacar efectos de la pandemia
El Banco Mundial ha comprometido más de $ 125.000 millones para combatir los impactos sanitarios, económicos y sociales de la pandemia, la respuesta más rápida y de mayor envergadura de su historia ante una crisis, indica la entidad.
Ese financiamiento se dirigió a más de 100 países para ayudar a fortalecer la preparación ante casos de la pandemia, proteger a los pobres y resguardar los empleos, y poner en marcha sin demora una recuperación respetuosa del clima.
El Banco también está proporcionando $ 12.000 millones para ayudar a los países de ingreso bajo y mediano a adquirir y distribuir vacunas, pruebas y tratamientos para la COVID-19. (I)
Tomado de El Universo
Foto El Universo