El Duende de San Gerardo
La leyenda del duende de San Gerarado tiene lugar en el bosque de la población con el mismo nombre, es una población cercana a Riobamba, hace mucho tiempo ya, Juan, debía salir de su pueblo y caminar por mucho tiempo, para ir hasta su lugar de trabajo. Para llegar a su destino, salía antes de las 8 de la mañana, y volvía a su casa pasadas las 8 de la noche.
Una noche, cuando volvía a su casa, tuvo la sensación de que alguien lo venía siguiendo. Cuando pasaba por el espeso bosque, que atravesaba su camino, escuchó una voz ronca y fuerte que le gritó:
– No me mires, no des la vuelta. Lo único que quiero es que me des un cigarro.
Juan se sintió estremecido por aquella horrenda voz, solamente siguió la instrucción del hombre y entregó el tabaco, sin mirar atrás.
Al siguiente día, Juan decidió llevar una cajetilla entera, para no quedarse sin cigarrillos, por si aquel hombre volvía a encontrarlo. En la noche, en el bosque, nuevamente Juan, escuchó la petición de la voz ronca, que solicitaba tabaco. Esta vez Juan, consiguió mirar al hombre, con disimulo, pudo ver que era un pequeño, con un gran sombrero y un látigo en su mano.
El duende busca algo más que tabaco
Cuando llegó a casa, Juan contó a su madre, lo que le había sucedido. La amable señora, aconsejó a su hijo que saliera de su casa con un crucifijo, para que le sirviera de protección ante cualquier aparecido o espectro que rondara por aquel bosque.
Así hizo Juan, llevó consigo la cruz. En la noche, por tercera vez sintió la presencia del hombre, pero esta vez, no le pidió cigarros. El duende, comenzó a dar latigazos en la espalda de Juan.
Juan, tomó el crucifijo que llevaba en su bolsillo y se lo mostró a la criatura, en ese mismo instante, el duende se esfumó en la oscuridad del bosque y Juan no volvió a verlo nunca más.
Los pobladores, cuentan que el duende, todavía está suelto en los bosques de San Gerardo y que sigue asustando a los que salen en la noche.
Esta leyenda refleja el espíritu religioso de los pobladores de aquel tiempo, la iglesia usaba ese tipo de relatos para mantener el control y el orden de la sociedad, además de asegurarse la devoción de sus fieles.
Tomado de Ecuadormitierra Fotos: @gcamelos