El discurso conciliador de Lasso y Llori tuvo poco eco en la Asamblea
Roger Vélez
“Ha debido llegar un banquero para lograr estos objetivos”. Cuando Guillermo Lasso pronunció esa frase los asambleístas Salvador Quishpe y Marlon Cadena se regresaron a ver y se hablaron al oído, en medio del Informe a la Nación.
Quishpe estuvo en primera fila como coordinador de Pachakutik y Cadena como jefe de bloque de la Izquierda Democrática (ID). Junto a ellos el oficialismo, desde donde se escucharon los aplausos más sonoros al Jefe de Estado.
“Hay que felicitar la franqueza con la que él asume que es un banquero”, reaccionó Cadena. “Pero un banquero siempre estará priorizando el capital, los negocios, las inversiones”, cuestionó.
Lasso se refería a que en el primer año de mandato logró salvar 18 millones de vidas con el plan de vacunación contra el covid-19 y equilibrar las finanzas públicas. Las comparó con las dos turbinas de un avión. Además, destacó la entrega de líneas de crédito para agricultores y emprendimientos, cuando antes solo se daban “a los amigos” del Gobierno de turno, sostuvo.
Para la ID y Pachakutik fue un discurso más propio de ofertas de campaña antes que de la ejecución de un Plan de Gobierno, y no les convenció la promesa de Lasso de que su segundo año de mandato la prioridad la tendrá el sector social y de seguridad.
Un puñado de asambleístas de estas bancadas se situaron en la segunda fila. “Hemos escuchado mentiras del Presidente. Los hospitales no tienen medicinas. La inseguridad se ha apoderado de las calles del país, no hay empleo. Los ecuatorianos no necesitamos más mentiras, sino acciones”, agregó Jessica Castillo, de Pachakutik.
Las sillas reservadas para el correísmo estuvieron vacías. El bloque no acudió como una forma de rechazo a la gestión del Gobierno, aunque Lasso en su discurso apostó por la conciliación.
“Esperaba que el Presidente tenga el valor de decirnos de frente que somos una Asamblea de vagos y corruptos; sin embargo no tuvo el valor. Solo dijo que hay medicinas gratis por todo lado. No había escuchado tantas mentiras en estos últimos tiempos”, refirió Quishpe.
En la tercera fila estuvieron cinco legisladores del Partido Social Cristiano (PSC), quienes se mantuvieron de brazos cruzados junto al jefe de bloque, Esteban Torres, durante toda la ceremonia.
“A nadie le interesan las peleas de los políticos, pero quien promueve las peleas entre políticos es precisamente el Ejecutivo. Ojalá ese discurso se mantenga al menos una semana”, señaló Torres.
El ministro de Gobierno, Francisco Jiménez, anunció para la próxima semana una nueva reunión con las bancadas. Lasso descartó la muerte cruzada y no habló de ir a una consulta popular, sino de reestablecer los diálogos con la Asamblea.
El discurso del Jefe de Estado tomó una hora y media. Detrás del atril estuvo su Gabinete de Ministros y entre ellos los rostros de las ministras Ximena Garzón, de Salud, y María Brown, de Educación, mostraron la disparidad de género en el equipo de Gobierno.
Entre los 500 invitados que llegaron al hemiciclo, no más de una decena portaban mascarillas: el procurador, Íñigo Salvador, y la fiscal General, Diana Salazar, fueron dos de ellos. Mientras, Lasso reinvindicó su plan contra la pandemia. En las barras altas hubo espacio para otras 700 personas, pero se llenó a medias.
Discurso de Llori
Un capítulo aparte tuvo la intervención de la presidenta Guadalupe Llori, quien llevó a la sesión solemne la pugna que mantiene con asambleístas del correísmo, el PSC y disidentes de Pachakutik que buscan removerla del cargo.
“No podemos negar que la crisis política de nuestra Asamblea no es responsabilidad de una persona, y tampoco se va a solucionar con la renuncia de una sola persona, la crisis política en la Asamblea Nacional es responsabilidad de los 137 asambleístas, que varios de ellos incidentan sesiones y son ellos quienes retrasan el trabajo de la Asamblea, es a ellos a quienes debemos evaluar, investigar el verdadero trabajo que realizan”, remarcó la Presidenta.
Llori acompañó a Lasso hasta su salida del Palacio Legislativo. A ella, él se refirió como una “mujer luchadora, indígena y amazónica”, pero evitó ahondar en las pugnas que también envuelven a la Judicatura, a la Corte Nacional de Justicia y al Consejo de Participación.
Llori salvó a Lasso de romper la solemnidad del acto cuando ingresaba y lo sujetó del brazo cuando estuvo a punto de pasar sin rendir los honores a la bandera nacional.
A las afueras del Palacio Legislativo se concentraron unas 200 personas en respaldo a Lasso, aunque cuando él salió ya casi todos se habían marchado. Solo se mantuvo la calle de honor de la Escolta Legislativa y la Escuela Militar.
Tomado de El Comercio – Foto: El Comercio