Una campaña electoral en la que los análogos se disputan el terreno digital
La campaña electoral se inició. Es una disputa de espacios para lograr la preferencia de los votantes. Conforme avanzan las horas, quedan menos lugares por copar, así que los candidatos muestran lo que tienen para captar los votos. A veces es tan poco, que cuesta creerlo.
El filósofo canadiense Marshall McLuhan, en la década de 1950, además de crear la noción de la aldea global, tuvo claridad para evaluar los efectos de la tecnología en el funcionamiento social. Encontró patrones de acuerdo con las interfaces que utilizamos (lo auditivo, lo visual) como extensiones técnicas de los sentidos. Lo cierto es que las diferentes generaciones son hijas de los desarrollos técnicos con los que conviven y se extienden sensorialmente.
De ahí que una época altamente tecnificada, el año 2023, en la que los jóvenes están inmersos en una realidad de socialización digital y comunidad virtual, se marque una brecha generacional con las personas que aún se configuran por mensajes impresos, o televisivos, analógicos. La disputa por esos terrenos es clara y la irrupción de los análogos resulta, a veces, rupestre y vana.
Los estrategas políticos saben que el mensaje de sus clientes debe llegar rápido e ir al punto. Hasta hace pocas décadas, en tiempos en que ser político implicaba pertenecer a una clase alta, conectar con el pueblo significaba moverse en sus mismos territorios, de ahí viene la clásica estampa de los candidatos sirviéndose comida en los mercados o caminando por calles lodosas y polvorosas, en lo que se denominaba campaña puerta a puerta. Hoy por hoy, el espacio en disputa no está tanto en la posición social, sino en el estrato generacional. La mayor cantidad de votantes son jóvenes y ellos están imbuidos en la socialización virtual.
Si antes los estrategas pedían el acto de parecerse a los pobres, sin serlo, ahora está el desparpajo de aconsejarles de que actúen en el ciberespacio sin tener ni idea de que ese terreno es pantanoso, pues la gracia de él es que priman el sarcasmo, la socarronería, la sátira y la ironía. Los papelones que se ven de los candidatos análogos en tiempos de redes sociales causan risa, en el mejor de los casos, y el rubor de la vergüenza ajena, en la mayoría.
Está claro que esta campaña electoral para elegir alcaldes, prefectos y consejeros del Cpccs será apenas una carrera de videos sin sentido, que hemos llegado a una extensión de los sentidos en los que la inmediatez prima y en la que por lograr un voto no importa dar saltos al vacío en terrenos vagamente inexplorados por los políticos.
Tomado de El Comercio – Foto: Redes sociales