Tras 14 años de conflicto, la caída de Al Assad pone fin al dominio dinástico de Siria

ARCHIVO - El presidente sirio Bashar Assad pasa revista a la guardia presidencial durante la ceremonia de bienvenida en Atenas, 15 de diciembre de 2003.

Por Euronews con AP

El Gobierno sirio se derrumbó en la madrugada del domingo, marcando el fin de los más de 50 años de mando de la familia Al Assad, después de que una ofensiva rebelde barriera rápidamente las zonas controladas por el Gobierno de Bashar y llegara a la capital en sólo 10 días.

La caída del Gobierno del presidente sirio, Bashar al Assad, el domingo puso fin a sus casi 14 años de lucha por mantenerse en el poder mientras su país se veía desgarrado por una devastadora guerra civil que se convirtió en un campo de batalla para las fuerzas regionales e internacionales.

La caída de Al Assad supuso un marcado contraste con sus primeros meses como improbable presidente de Siria en 2000, cuando muchos esperaban que fuera un joven reformista tras tres décadas de férreo control de su padre. Con sólo 34 años, este oftalmólogo educado en Occidente era un friki de la tecnología, aficionado a los ordenadores y de carácter afable.

Pero, cuando estallaron las protestas contra su Gobierno en marzo de 2011, Bashar al Assad empleó las duras tácticas utilizadas en su día por su padre para intentar reprimirlas. Cuando el levantamiento se convirtió en una auténtica guerra civil, recurrió a su Ejército para bombardear las ciudades controladas por la oposición, con el apoyo de sus aliados,Irán y Rusia.

Grupos internacionales de derechos humanos y fiscales acusaron a los centros de detención del Gobierno sirio de torturas y ejecuciones extrajudiciales generalizadas.

ARCHIVO - El presidente electo, teniente general Bashar al Assad, a la derecha, asiste a un entrenamiento militar con Ali Aslan, jefe del Estado Mayor del Ejército sirio, 2000
ARCHIVO – El presidente electo, teniente general Bashar al Assad, a la derecha, asiste a un entrenamiento militar con Ali Aslan, jefe del Estado Mayor del Ejército sirio, 2000SANA via AP, File

La incertidumbre política en Siria y los estragos de la guerra

La guerra siria se ha cobrado casi 500.000 vidas y ha obligado a huir de sus hogares a la mitad de los 23 millones de habitantes que tenía el país antes de la contienda. Cuando la revuelta se convirtió en guerra civil, millones de sirios buscaron refugio en países vecinos como Jordania, Turquía, Irak y Líbano, y muchos continuaron su viaje hacia Europa.

Su marcha pone fin al Gobierno de la familia Al Assad, que ha durado algo menos de 54 años. La falta de un sucesor claro sume al país en una mayor incertidumbre.

Hasta hace poco, parecía que Al Assad estaba cerca de estabilizar su posición. La prolongada guerra se había asentado en frentes congelados, con el Gobierno de Al Assad recuperando la mayor parte del territorio sirio. Mientras tanto, los grupos de la oposición controlaban el noroeste y las fuerzas kurdas el noreste.

A pesar de las severas sanciones impuestas por Occidente a Damasco, los países vecinos empezaron a aceptar el control del poder por parte de Al Assad. El año pasado, la Liga Árabe restableció la condición de miembro de Siria y, en mayo, Arabia Saudí nombró a su primer embajador en Siria en 12 años, tras cortar sus lazos con Damasco.

Sin embargo, la situación geopolítica cambió rápidamente cuando grupos de la oposición asentados en el noroeste de Siria lanzaron una ofensiva sorpresa a finales de noviembre. Las fuerzas gubernamentales se desmoronaron, mientras que los aliados de Al Assad, distraídos por otros conflictos -la guerra de Rusia en Ucrania y los conflictos que involucran a Israel y los grupos militantes Hezbolá y Hamás, respaldados por Irán-, parecían poco dispuestos a intervenir enérgicamente.

El paradero de Al Assad no estaba claro este domingo, entre informes de que había abandonado el país mientras los insurgentes tomaban el control de la capital siria.

ARCHIVO - El presidente sirio Al Assad, izquierda, gesticula mientras habla con el presidente ruso Vladimir Putin durante su reunión en Damasco, Siria, 7 de enero de 2020.
ARCHIVO – El presidente sirio Al Assad, izquierda, gesticula mientras habla con el presidente ruso Vladimir Putin durante su reunión en Damasco, Siria, 7 de enero de 2020.Alexei Druzhinin, Sputnik, Kremlin Pool Photo via AP, Archivo

Bashar Al Assad llegó al poder en 2000 por un giro del destino. Su padre, Hafez al Assad, había estado cultivando a su hermano mayor, Basil, como su sucesor, pero en 1994 murió en un accidente de coche en Damasco. Bashar fue traído a casa desde su consulta de oftalmología en Londres, recibió entrenamiento militar y fue ascendido al rango de coronel para establecer sus credenciales y poder gobernar algún día.

Cuando Hafez murió en 2000, el Parlamento rebajó rápidamente la edad presidencial de 40 a 34 años. El ascenso de Bashar quedó sellado por un referéndum nacional, en el que fue el único candidato.ç

El Gobierno de Hafez al Alssad

Hafez al Assad, militar de toda la vida, gobernó el país durante casi 30 años, en los que instauró una economía centralizada al estilo soviético y mantuvo una mano tan asfixiante sobre la disidencia que los sirios temían incluso bromear sobre política con sus amigos.

Persiguió una ideología laica que pretendía enterrar las diferencias sectarias bajo el nacionalismo árabe y la imagen de una resistencia heroica a Israel. Formó una alianza con la cúpula clerical chií de Irán, selló el dominio sirio sobre Líbano y creó una red de grupos militantes palestinos y libaneses.

El inesperado relevo: De Hafez a Bashar

Bashar, al principio, no se parecía en nada a su padre. Alto y larguirucho, con un ligero ceceo, tenía un porte tranquilo y apacible. Su único cargo oficial antes de convertirse en presidente fue el de director de la Sociedad Siria de Informática. Su esposa, Asma al Akhras, con la que se casó unos meses después de asumir el cargo, era atractiva, elegante y de origen británico.

ARCHIVO - En esta foto de archivo del 13 de julio de 2010, el presidente sirio Bashar al Assad, a la izquierda, y su esposa Asma al Assad, escuchan explicaciones mientras visi
ARCHIVO – En esta foto de archivo del 13 de julio de 2010, el presidente sirio Bashar al Assad, a la izquierda, y su esposa Asma al Assad, escuchan explicaciones mientras visiHassene Dridi/AP2010

La joven pareja, que llegó a tener tres hijos, parecía huir de las apariencias del poder. Vivían en un apartamento del lujoso barrio de Abu Rummaneh, en Damasco, y no en una mansión palaciega como otros dirigentes árabes.

Cuando Basher al Assad llegó al poder, liberó a los presos políticos y permitió un debate más abierto. Durante la «Primavera de Damasco» surgieron salones para intelectuales, donde los sirios podían hablar de arte, cultura y política de una forma que había sido imposible bajo su padre.

Pero después de que 1.000 intelectuales firmaran una petición pública en 2001 pidiendo democracia multipartidista y mayores libertades, y de que otros intentaran formar un partido político, los salones fueron clausurados por la temida policía secreta, que detuvo a decenas de activistas.

En lugar de una apertura política, Al Assad recurrió a las reformas económicas. Poco a poco levantó las restricciones económicas, permitió la entrada de bancos extranjeros, abrió las puertas a las importaciones y potenció el sector privado. Damasco y otras ciudades sumidas en la monotonía experimentaron un florecimiento de centros comerciales, nuevos restaurantes y bienes de consumo. El turismo creció.

En el exterior, se mantuvo fiel a la línea marcada por su padre, basada en la alianza con Irán y en una política de insistencia en la devolución total de los Altos del Golán anexionados por Israel, aunque en la práctica Al Assad nunca se enfrentó militarmente a Israel.

En 2005, sufrió un duro golpe con la pérdida del control que Siria ejercía desde hacía décadas sobre el vecino Líbano tras el asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri. Como muchos libaneses acusaban a Damasco de estar detrás del asesinato, Siria se vio obligada a retirar sus tropas del país y un Gobierno proamericano llegó al poder.

Al mismo tiempo, el mundo árabe se dividió en dos bandos: el de los países suníes aliados de Estados Unidos, como Arabia Saudí y Egipto, y el de Siria e Irán, liderado por los chiíes, con sus vínculos con Hezbolá y los militantes palestinos.

En todo momento, Al Assad se apoyó en gran medida en la misma base de poder que su padre: su secta alauita, una rama del islam chií que representa alrededor del 10% de la población. Muchos de los cargos de su Gobierno fueron a parar a generaciones más jóvenes de las mismas familias que habían trabajado para su padre. También atrajo a la nueva clase media creada por sus reformas, incluidas destacadas familias de comerciantes suníes.

El poder otorgado a su círculo cercano

Al Assad recurrió a su propia familia. Su hermano menor, Maher, dirigió la Guardia Presidencial de élite y encabezó la represión de la revuelta. Su hermana, Bushra, era una voz fuerte en su círculo íntimo, junto con su marido, el viceministro de Defensa, Assef Shawkat, hasta que murió en un atentado en 2012. El primo de Bashar, Rami Makhlouf, se convirtió en el mayor hombre de negocios del país, dirigiendo un imperio financiero antes de que ambos tuvieran un desencuentro que llevó a apartar a Makhlouf.

FOTO ARCHIVO - El presidente sirio Bashar Assad, segundo por la izquierda, y su esposa Asma, en el centro, y sus hijos.
FOTO ARCHIVO – El presidente sirio Bashar Assad, segundo por la izquierda, y su esposa Asma, en el centro, y sus hijos.Syrian Presidency Facebook page via AP

Al Assad también confió cada vez más funciones clave a su esposa, Asma, antes de que ésta anunciara en mayo que se estaba sometiendo a un tratamiento contra la leucemia y se apartara de los focos.

Cuando estallaron las protestas en Túnez y Egipto, que acabaron derrocando a sus gobernantes, Al Assad descartó la posibilidad de que ocurriera lo mismo en su país, insistiendo en que su régimen estaba más en sintonía con su pueblo.

Cuando la oleada de la Primavera Árabe se trasladó a Siria, sus fuerzas de seguridad emprendieron una brutal represión, mientras Al Assad negaba sistemáticamente que se enfrentara a una revuelta popular y culpaba a «terroristas apoyados desde el extranjero» de intentar desestabilizar su régimen.

Su retórica caló hondo en muchos grupos minoritarios de Siria, como cristianos, drusos y chiíes, así como en algunos suníes, que temían la perspectiva de un Gobierno de extremistas suníes incluso más de lo que les disgustaba el régimen autoritario de Al Assad.

Irónicamente, el 26 de febrero de 2011 -dos días después de que el egipcio Hosni Mubarak fuera derrocado por los manifestantes y justo antes de que la ola de protestas de la Primavera Árabe llegara a Siria- Al Assad envió por correo electrónico una broma burlándose de la obstinada negativa de Mubarak a dimitir. La broma fue revelada más tarde por Wikileaks como parte de una publicación de documentos de 2012.

Tomado de Euronews – Imagen: Euronews

 

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