La escalada de las hostilidades en la Franja de Gaza está teniendo un impacto catastrófico en niños y familias.
Los menores mueren a un ritmo alarmante: más de 5.000 han muerto y miles han resultado heridos.
Más de 1,7 millones de personas en la Franja de Gaza han sido desplazadas, la mitad de ellas niños. No tienen acceso suficiente a agua, alimentos, combustible ni medicinas. Sus hogares han sido destruidos y sus familias destrozadas.
En la ya devastada Franja de Gaza, sus habitantes amanecieron el viernes bajo el fuego de intensos bombardeos israelíes después de que el grupo islamista Hamás e Israel pusieran fin a su tregua, reavivando un doloroso déjà vu de muerte y destrucción en el enclave palestino. El estruendo de las explosiones que cimbraron la Franja desde temprano, sembrándola de norte a sur con colosales hongos grises de humo y polvo, dio paso a los alaridos de horror.
«¡Yuri, Yuri… No te vayas!», gritaba desconsolada Fatena Meqdad, cuando descubrió que su hija de 5 años estaba muerta, una semana antes de su cumpleaños. La niña, cuyo nombre significa «flor», murió en un barrio de Rafah, muy cerca de la frontera con Egipto, cuando un proyectil impactó cerca de donde se encontraba jugando con su primos.
«Yo estaba durmiendo y de repente me desperté con una explosión, no me di cuenta de lo que pasó. Su tío fue a ver y regresó gritando el nombre de mi hija, me dijo que había sido asesinada y que mi hijo resultó herido», dice a EFE Ramadán Meqdad, padre de Yuri.
La Franja contabiliza más de 15.000 muertos desde que se inició la guerra, el 7 de octubre, además de unas 7.000 personas enterradas bajo los escombros
Solo este viernes, ya se sumaron a la lista 178 muertes más, así como 589 heridos, la mayoría niños y mujeres, indicó el Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás.
En las calles de Rafah, varias mujeres abrazaban los cadáveres de sus bebés o niños, algunos cubiertos de polvo y con los ojos aún abiertos, mientras se apilaban los cuerpos se adultos envueltos en telas blancas. Muchos otros, buscaban desesperados entre los escombros señales de vida de sus seres queridos.
El jueves fue la séptima y última jornada de una tregua negociada por Catar, Egipto y Estados Unidos, a través de un acuerdo que incluyó la liberación de 105 rehenes secuestrados por Hamás, a cambio de la liberación de 240 presos palestinos en cárceles israelíes y la entrada de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.
Israel y Hamás se culparon mutuamente de romper la tregua, y poco antes de las 7:00 hora local (5.00 GMT), cuando expiraba la tregua que no renovaron, comenzaron el intercambio de fuego pese a una oposición internacional cada vez mayor.
Un portavoz del gobierno israelí aseguró que «Hamás recibirá la madre de todos los golpes», mientras el grupo islamista prometió responder «con firmeza». Estados Unidos advirtió a Israel contra reanudar la ofensiva militar en Gaza a menos de que tuviera un plan concreto para evitar muertes y desplazamientos masivos de las familias palestinas, como ocurrió previo a la tregua.
Crisis humanitaria en la Franja
«Los equipos médicos se ocupan de un gran número de heridos tras el fin de la tregua y los nuevos bombardeos contra civiles. Los heridos yacen en el suelo de los servicios de urgencias y frente a los quirófanos, debido a la acumulación de casos», denunció el Ministerio de Sanidad. «La situación sanitaria en el norte de la Franja es extremadamente catastrófica. Los tres hospitales que quedan son pequeños y no están preparados para recibir a un gran número de heridos», añadió, instando a los gazatíes a donar sangre.
La inmensa mayoría de los edificios de la mitad norte del enclave quedaron reducidos a cenizas, mientras que cerca de dos millones de gazatíes -casi la totalidad de la población- se encuentran desplazada en pleno invierno, en medio de una grave crisis humanitaria ante el colapso de los hospitales y la escasez de agua potable, alimento, medicinas, electricidad y combustible.
Tomado de Euronews – Foto: Euronews